La economía colaborativa llega a las bicis: así funciona Caber, la aplicación para compartirlas

  • Los anfitriones pueden ofrecer bicicletas que no usen y los usuarios registrados las reservan por horas.
  • Además de prestar sus bicicletas, los dueños pueden ejercer como anfitriones y ejercer de guías turísticos a visitantes.
  • Un estudio de la OCU con la Universidad Complutense asegura que alrededor de un 70% de los usuarios de apps de economía colaborativa están satisfechos.
Dos hombres pasean en bicicleta.
Dos hombres pasean en bicicleta.
C. FRANCIS
Dos hombres pasean en bicicleta.

La economía colaborativa ya alcanza todos los ámbitos: la gente comparte su coche con desconocidos cuando realiza un viaje, se queda en casas de extraños cuando se traslada a otros países e incluso le encomienda a alguien que no conocía hasta el momento el transporte de un paquete de un lugar a otro, con una tendencia hacia el consumo común cada vez más arraigada en la sociedad. Según un estudio conjunto de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) con la Universidad Complutense de Madrid, entre un 67% y un 76% de los usuarios de prácticas de economía colaborativa se mostraba satisfecho con su experiencia, ya fuese de transporte, alojamiento o compra de objetos utilizados.

Lo que en su momento fueron pequeñas start-ups como Blablacar, Airbnb o Uber son ahora enormes compañías que han conseguido millones de personas registradas y un grado de aceptación muy alto entre sus usuarios. Ese mismo camino busca seguir Caber, una aplicación en fase de desarrollo y expansión que aboga por llevar la economía colaborativa a donde todavía no ha llegado con fuerza: el mundo de las bicicletas. Sus creadores apuestan por compartir los vehículos de dos ruedas entre particulares, pero no se limitan a su faceta de medio de transporte: con un sistema similar al de plataformas como Couchsurfing (otra de las aplicaciones estrella de consumo colaborativo), Caber pretende incluir el componente personal a la bicicleta, que actuaría incluso como excusa para conectar personas.

Un anfitrión publica una bicicleta que no utiliza y otros usuarios pueden localizarla en el mapa y reservarla para su uso. Por un lado, permite a personas que no dispongan de vehículo propio acceder a bicicletas y reservarlas durante el tiempo que puedan necesitarlas para sus desplazamientos por la ciudad. Por otro, conecta a gente desconocida para que, cuando quien realiza la reserva sea un visitante, el dueño de la bicicleta pueda actuar también como guía turístico y cicerone con alguien que va a pasar unos días en la zona, ejerciendo de anfitrión y mostrando lo mejor de su localidad.

Los creadores, inmersos en una campaña de financiación con la que esperan poder recaudar lo suficiente para convertir el proyecto en realidad y poder pagar los correspondientes gastos, apelan a la nostalgia al describir Caber. A la tradición de regalar bicicletas por navidad, las viejas costumbres de los niños que iban con sus recién estrenados regalos al parque y la ilusión de recorrer la ciudad sobre dos ruedas. Además, con el componente del respeto al medio ambiente.

Distintos caminos

Aparte de luchar para sacar adelante su proyecto tratando de seducir a potenciales mecenas por su cuenta, los creadores de Caber están actualmente concurriendo en la plataforma Think Big. Se trata de una plataforma que aglutina a ésta y otras muchas iniciativas de distintos ámbitos con el denominador común de la juventud de sus creadores. Entre 15 y 30 años deben tener todos los participantes, que además de recibir formación y asesoría que les oriente a poder hacer funcionar sus proyectos, optan a conseguir también por esta vía la financiación y los recursos para que sus ideas cristalicen.

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